Armestregallery Copias de Autor Solidarias

El periodismo solo puede ser fiel a la verdad y a la información, sin olvidar dar voz a quien no la tiene.
TEXTO Y FOTOS: SUSANA HIDALGO & PEDRO ARMESTRE // Son mujeres anónimas, no se conocen entre ellas, viven en lugares tan dispares como Guinea Bissau, Segovia o Álora (Málaga). Algunas han superado un cáncer, otras una adicción a las drogas, otras trabajan en la extinción de incendios forestales o se dedican desde las seis de la mañana a las labores del hogar en una aldea africana. Se llaman Mercedes, Marga, Esperanza, Yaya o Corona. Este es nuestro pequeño homenaje para ellas y todas las luchadoras en el Día Internacional de la Mujer:
Yaya se ocupa de Yaya. Ocurre al mediodía, después de lavarse en la parte de atrás de su casa en el pueblo de Ga Santim, en el norte de Guinea Bissau. Yaya recoge sus ropas y se adentra semidesnuda en la estancia. Se sienta en la cama y se pone crema en el cuerpo. El acto no dura más de 10 minutos. No hay ruido, ni prisas. Yaya se echa la crema y se queda tranquila. Sin ruido, sin niños, sin peticiones de Yaya haz esto o lo otro. Antes, su actividad ha sido así de frenética:
Galería de imágenes Yaya, La mujer de África
De Guinea Bissau viajamos hasta Álora (Málaga). Hay vidas que quedan marcadas en la mirada, y los ojos verdes de Esperanza
Macarena transmiten a bocajarro que lo suyo no ha tenido que ser fácil. Que en algún momento del camino perdió la inocencia y ya no hubo retorno.
Luego, al escucharla, su relato queda efectivamente salpicado de condenas, adicciones y una mala vida que ella tiene el firmepropósito de dejar atrás. “Tengo 49 años y mi marido y mi hijo pequeño están en prisión. Hace seis meses que no tomo drogas. Decidí rehabilitarme porque mi vida era un desastre y estaba muy hundida…
Esperanza: “El mundo de adicciones esta lleno de mentiras”
Corona Pazos Dieguez tiene 45 años. Trabaja como emisorista en la base de la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales de Laza (Ourense), desde el año 2004. Esta es la historia de cómo desde su puesto de trabajo se enfrenta a los incendios forestales, una profesión ocupada mayoritariamente por hombres:
Corona Pazos: “Por muy pequeño que sea el fuego no hay que subestimarlo”
Hay incendios que se sufren por dentro. Mercedes Martín tiene grabados en mente los viajes en la ambulancia que realizaba desde su pueblo, La Estación del Espinar (Segovia) hasta el hospital segoviano donde recibía la quimioterapia para curarse el cáncer de mama, una enfermedad que afecta a 26.000 mujeres españolas al año. En aquellos 40 minutos de viaje compartía miedos, lágrimas y confidencias con el resto de mujeres que, como ella, luchaban por librarse de la enfermedad. “Se creó una relación muy especial entre nosotras, todas temíamos a la muerte y nos volvimos muy vulnerables”, recuerda. En este vídeo podéis ver su historia de superación y la de otras tres mujeres:
Hay enfermedades físicas, y otras que derovan el alma. A Bea le hace sentirse bien montarse en la segunda planta de un tren de Cercanías de los que unen Madrid con la periferia. Normalmente los trenes que circulan tienen solamente una planta, y eso significa viajar de pie y apretujado, pero de vez en cuando se detiene un tren de dos pisos. Es cuestión de suerte y, cuando ocurre, Bea lo recibe con ilusión infantil. Se sienta en la parte de arriba, pegada a la ventana, cierra los ojos y se deja llevar por la música clásica que se escucha de fondo: