Esperanza: “El mundo de las adicciones está lleno de mentiras”
01/07/2014
FOTOS Y TEXTO: PEDRO ARMESTRE & SUSANA HIDALGO // Hay vidas que quedan marcadas en la mirada, y los ojos verdes de Esperanza Macarena transmiten a bocajarro que lo suyo no ha tenido que ser fácil. Que en algún momento del camino perdió la inocencia y ya no hubo retorno. Luego, al escucharla, su relato queda efectivamente salpicado de condenas, adicciones y una mala vida que ella tiene el firme propósito de dejar atrás. ”Tengo 49 años y mi marido y mi hijo pequeño están en prisión. Hace seis meses que no tomo drogas. Decidí rehabilitarme porque mi vida era un desastre y estaba muy hundida. Por culpa del consumo no he podido cuidar de mis hijos como se merecen: al mayor le perdí y el pequeño pasó por un correccional. Después ha ido acumulando condena tras condena”, cuenta Esperanza, que trata de rehabilitarse en una comunidad terapéutica de Álora (Málaga).
En la comunidad participa de los talleres e intenta tener el tiempo ocupado. En todas las tareas pone mucho orden y concentración para poder aplicarlos luego al mundo real. A esa vida estable y sin adicciones que ella anhela junto a su familia. “Mi propósito es volver a juntarme con mis hijos y con mi marido y tener una casa que tenga las puertas abiertas para todo el mundo”. A punto de cumplir 50 años, no tiene ganas “de más tonterías”. “El mundo de las drogas es un mundo de mentiras y de manipulaciones. He terminado muy cansada”, concluye.
2 Comment on “Esperanza: “El mundo de las adicciones está lleno de mentiras””
quémásdá
01/07/2014 a las 22:29
Muy buena iniciativa, es imprescindible dar información sobre estos temas.
quémásdá
01/07/2014 a las 22:28
El mundo de las adicciones no es únicamente el de la gente de escasos recursos o la que tiene familiares presos, hay un segmento muy importante de la población de alto poder adquisitivo que padece adicciones. La sociedad suele temerle al adicto con aspecto de marginal o pobre, sin embargo el grupo con mayor poder adquisitivo que ocupa la base de esa pirámide de “adicciones” suele desarrollar hábitos y patologías que repercuten con mucha mayor violencia en la sociedad que la de los grupos marginales, debido a las desigualdades que genera el lujo y la mala distribución de la riqueza, esos “adictos” son en realidad el verdadero origen de esa violencia social.