PEDRO ARMESTRE & SUSANA HIDALGO // Se cumple una semana desde que la auxiliar de enfermería Teresa Romero dio positivo en la prueba del ébola. La mujer había atendido a los dos misioneros españoles que fallecieron en España días después de su repatriación desde Sierra Leona. Siete días que han estado marcados por el desconcierto, la falta de información, el descrédito de la infectada por parte de las autoridades y multitud de preguntas que quedan en el aire: ¿Estamos preparados si el virus se propaga?. En Calamar2 repasamos los siete errores cometidos en esta crisis.
Vista general del Hospital Carlos III en Madrid. © Pedro ARMESTRE
1. El desmantelamiento del hospital Carlos III. En noviembre de 2013 la consejería de Sanidad de Madrid decidió fusionar el hospital Carlos III (que era referente en enfermedades infectocontagiosas) con el hospital La Paz. La decisión significó el desmantelamiento del primero, servicio por servicio, unidad por unidad. La Paz pasó a asumir la gestión en el caso de que se produjese un brote de una enfermedad importada, pero el centro no cuenta con las instalaciones adecuadas. La Asociación Madrileña de Enfermería (AME) ya denunció antes del verano la situación: pedía un protocolo adecuado y buenas instalaciones, entre otras cuestiones. La Asociación llevó el caso ante los tribunales.Con la llegada de los dos misioneros con ébola, se comprobó que, efectivamente, el hospital La Paz no tiene las instalaciones adecuadas. El Carlos III ha sido activado de nuevo a marchas forzadas y en el actualmente está ingresada Teresa Romero, su marido, Javier Limón, y 15 personas más.
2. Personal sin preparación ni equipo adecuado. ”Las mangas del traje me quedaban cortas”, denunció Juan Manuel Parra, el doctor de urgencias del hospital de Alcorcón que atendió durante 16 horas a Teresa Romero. No ha sido la única crítica que ha trascendido sobre fallos en el protocolo de seguridad. La Organización Mundial de la Salud señala cuatro niveles de traje según el nivel de la enfermedad. El ébola está en el nivel máximo, el 4. Son esos trajes con apariencia de vestimenta espacial. Sin embargo, el personal sanitario del Carlos III utiliza trajes de nivel 2. Además, las calzas deberían ser impermeables, pero varios vídeos difundidos esta semana han mostrado cómo vertiendo un líquido éste traspasa hasta la piel. Los sindicatos han denunciado que toda la formación que han recibido los sanitarios del Carlos III son una charla de 45 minutos. Los médicos de los centros de primaria han recibido esta semana la vestimenta especial y las instrucciones para ponérsela en un correo electrónico.
Una vecina observa los preparativos para abrir la casa de Teresa Romero y sacar a su perro Excalibur que fue sacrificado unas horas después. © Pedro ARMESTRE-X
3. Echar la culpa a la auxiliar de enfermería. La auxiliar de enfermería, Teresa Romero, ha sido el blanco de las críticas del consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, que ha llegado a acusarla de “mentir” respecto a sus síntomas. El consejero también arremetió contra ella por el hecho de que, supuestamente, la mujer se contagió al tocarse la cara después de manipular la vestimenta de protección. “No hace falta un máster para ponerse un traje”, arremetió Rodríguez. Los compañeros de Teresa han salido en su defensa, señalando que la infectada tiene 15 años de experiencia, pero no recibió la formación adecuada para tratar a los dos misioneros. Una vez más, los responsables han buscado un chivo expiatorio para echar balones fuera en esta crisis.
Excalibur, visto por ultima vez con vida en el balcón de la vivienda de Teresa Romero. © Pedro ARMESTRE-X
4. La vivienda de Alcorcón y la muerte de Excalibur. “El virus muere en contacto con los rayos ultravioleta del sol”, aseguró un epidemiólogo a los vecinos de Teresa Romero que, inquietos, le preguntaban sobre por qué no estaban limpiando a fondo las zonas comunes. “Hemos recibido muchas respuestas surrealistas de este tipo. Desde el primer momento todo han sido mentiras y engaños”, cuenta María José, vecina de la auxiliar de enfermería. El lunes pasado se produjo el ingreso de la enferma en el Carlos III, pero no fue hasta el jueves cuando los operarios limpiaron el edificio. La semana estuvo marcada por otro episodio polémico: la muerte de Excalibur, el perro de Teresa Romero. La consejería de Sanidad del Gobierno de Madrid justificó que tenía que matar al animal por si era portador del virus. Expertos en la materia señalaron que era mejor mantenerlo con vida porque el perro podía ser una buena fuente de información sobre el ébola. Pero ni los expertos ni los animalistas que se manifestaron a las puertas del bloque de Alcorcón fueron escuchados.
Trabajadores del hospital La paz de Madrid se concentran para protestar por las medidas tomadas por el gobierno con respecto a la gestión de la crisis del ébola en España. © Pedro ARMESTRE-X
5. La gestión por parte del Gobierno. El lunes pasado la ministra de Sanidad, Ana Mato, dio la primera rueda de prensa sobre la crisis rodeada de técnicos convocados para apoyarla en sus declaraciones. Mato apenas habló, se mostró insegura y no ofreció ningún tipo de información relevante. No hizo autocrítica. Días después, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, señaló que había dado instrucciones de “transparencia total” sobre el ébola. El viernes pasado Rajoy acudió de imprevisto al hospital Carlos III a
Un paciente aislado y en observación muestra su temperatura alas cámaras desde su habitación en el Hospital Carlos III de Madrid. © Pedro ARMESTRE
visitar al equipo médico, pero Ana Mato no le acompañó. La ministra ha estado desaparecida practicamente toda la semana. El jueves el ministerio cambió el protocolo de actuación y el viernes la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, tomaba la gestión de la crisis relevando definitivamente a Mato a un segundo plano. El domingo, por fin, el Ejecutivo eligió a un portavoz para esta crisis: el experto Fernando Simón.
6. La comunicación. Los medios de comunicación han cometido esta semana numerosos errores: la paciente ha sido dada por muerta sin estarlo; se ha hablado de ingresados en el Carlos III que en realidad no lo estaban; se ha difundido información errónea sobre el protocolo… Pero todo este descontrol ha tenido en parte como base la falta de información que ha habido por parte tanto de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid como del Ministerio de Sanidad. La ministra, Ana Mato, no ha concedido ni una sola entrevista. Rajoy no admitió preguntas en su visita al Carlos III. La secretaria de Estado de Comunicación tampoco ha cooperado con los periodistas. Ante la falta de fuentes, se han desatado los rumores.
Una mujer pasea su perro ante un cartel de una campaña de sensibilización sobre el Ébola en África, en Alcorcón, cerca de Madrid. © Pedro ARMESTRE-X
7. El foco informativo. En España hay una persona infectada por ébola y 15 en observación que no presentan síntomas. Pero no hay que olvidar que en África Occidental han muerto ya cerca de 4.000 personas por un brote que se originó en diciembre pasado en Guinea Conakry y que se extendió después por Liberia y Sierra Leona. El virus es de la cepa Zaire, el más mortífero del ébola. Los expertos tardaron tres meses en descubrir que lo que estaba provocando tantas muertes en Guinea se debía a esta enfermedad. Médicos sin Fronteras alertó en marzo pasado de la gravedad del brote, pero su voz no fue tenida en cuenta. Solo ahora que el virus ha saltado a Europa y a Estados Unidos los medios de comunicación han encendido el foco.