Erase una vez una tierra antigua, alegre, sensual y soleada, habitada por gente amante de las expresiones colectivas de sentimientos, la buena mesa y el vino, que un día se levantó nublada. Ahora que se había apoderado de ella una niebla gris, ya no era más parte de la bella Europa del Sur si no de la Europa PIGS. Habíamos estado viviendo en una burbuja y había estallado dejándonos en la ruina.
Hubo que rescatar a la banca, llegaron los recortes, subieron los impuestos, las condiciones de trabajo se hicieron cada vez más precarias, se acabó el dinero para ayudar a los sectores de la población más desprotegidos y la cola del paro se volvió más larga que un día sin pan. La administración, con la excusa que hay que ahorrar, comenzó a desmantelar el sistema de educación y salud pública para privatizarlo y de pronto. Lo que había costado generaciones de lucha se empezó a ir al garete. Para la ciencia sólo hubo migajas y a la cultura, con su 21% de IVA, la metieron dentro de una caja de pino.
Mientras tanto nadie se hacía responsable de los años de despilfarro, la especulación, las comisiones, la corrupción, los sobres, y los pelotazos. Tampoco de la estulticia: la sensación es que la justicia no es la misma para todos y que nos están tomando el pelo.
Hay un refrán que dice que “todo pajarito tiene su higadito” y la gente se echó a la calle para defender sus puestos de trabajos, la sanidad, la educación, la ciencia y la cultura. A exigir que los bancos devolvieran el dinero que habían estafado con las preferentes, que se metieran a los chorizos en la cárcel, que los políticos corruptos dimitieran en vez de taparse entre ellos. Los jóvenes para luchar por su futuro, los viejos por sus pensiones, las mujeres para que no volvieran leyes retrógradas y defender los derechos ya conquistados, los dependientes para no quedar abandonados a sus suerte, los trabajadores para que las ganancias que van a obtener las empresas que se benefician de las privatizaciones no sea a costa de sus sueldos y la calidad de los servicios. También se organizaron escraches para evitar que a los que ya no les quedaba nada, además perdieran su techo. Tanto ruido incomodó a la casta política y se reunieron para ver como le ponían veto. En esa sesuda junta llegaron a dos conclusiones:
Comprar camiones antidisturbios lanza-agua y poner multas a todo el que se queje para ver si así nos quedamos quietecitos, mudos, ciegos, sordos e ignorantes, mientras ellos siguen con sus tejemanejes.
Pero para que una democracia sea real hay que poder ver, oír y que el pueblo exprese su opinión en libertad. No podemos permitir que nos amordacen porque, como decía Gandhi, cuando una ley es injusta lo correcto es desobedecer.
Sobre Tola Castillo:
Tola Castillo nació en Chile pero desde niña vive en España, por eso siempre ha tenido una doble identidad.
De sus estudios destacan los de publicidad, guión y cine. En el medio audiovisual ha realizado diversos trabajos en equipos de producción, dirección y prensa, pero realmente su vida laboral ha sido muy variada.
En el año 2010 crea su blog “Trece Segundos” en el que mezcla autofotos de ficción con texto. El nombre hace referencia al tiempo que tiene entre coger aliento, pulsar el disparador, posar y que salte la foto. Posteriormente las trabaja con Photoshop para crear con ellas ilustraciones o distintas composiciones. Intercalándolas a modo de fotogramas, , las acompaña de un narración, para en cada nuevo post contar una historia, evocar, o reflexionar, sobre diversos temas con humor, color y fantasía.
www.trecesegundos.com
www.tolacastillo.com
3 Comment on “Ver, oir, gritar”
Juan Sinmiedo
13/12/2014 a las 12:56
Ayer se aprobó la Ley Mordaza, la ley de Seguridad Ciudadana que nos hará sentir más inseguros y desprotegidos a la hora de defender nuestros derechos al criminalizar las protestas. Así el gobierno se protege para que no nos manifestemos ni protestemos y que así no se dañe su imagen, en vez de solucionar los problemas que ellos mismos han provocado con su política antisocial y chapuza, mientras todas las mañanas nos levantamos con un nuevo escándalo de corrupción e inoperacia del gobierno. Acabo de leer tu post y se me han vuelto a revolver las tripas. Tienes razón cuando dices que “todo pajarito tiene su higadito”. No nos callarán. No hay que olvidar que los ciudadanos no sólo somos responsables de lo que hacemos, si no también de lo que no hacemos, de lo que no defendemos y de lo que callamos. Ahora más que nunca me dan ganas de gritar.
María
09/02/2014 a las 11:24
La fotografía de Tola consigue sacudir y refrescar conciencias a la vez, ¡me encanta! El texto acompaña las imágenes como en un vals, una entrada deliciosa que habla a nuestra dignidad y a nuestra sensualidad. Empoderadora y placentera. ¡Buenísima!
Marta
04/02/2014 a las 14:46
Como siempre genial… Y un tema muy bien elegido… Actualidad 100%