En una entrevista David Bowie decía:

«Fuera del escenario soy un robot pero cuando estoy en él consigo emocionarme. Eso probablemente explica por qué prefiero disfrazarme de Ziggy a ser David».

Tal vez Ziggy Stardust ha sido uno de los álter egos más famosos del siglo XX. Según el diccionario álter ego es un segundo yo, con una personalidad distinta a la original.

 Se relaciona con el trastorno de identidad disociativo que hace que haya gente que lleva una doble vida, en las que a veces es el otro el que hace las cosas que no se atreve el yo. Los niños en ocasiones adquieren la personalidad de un álter ego para jugar en compañía. Los superhéroes suelen tener uno humano y patoso para ocultar su verdadera identidad. Los luchadores, cuando actúan, lo hacen con sus disfraces y nombres de ring. En el teatro o la literatura se llaman así a los personajes que por sus rasgos físicos o de carácter pueden ser identificados con otra persona o es un trasunto del autor. Muchos artistas hacen uso de ellos como parte de su espectáculo o para explorar nuevas identidades de si mismos. Yo hace tiempo que convivo con uno. Se llama Trece y sólo existe en fotos. De vez en cuando me susurra historias al oído para que haga de médium y ella, como si fuera un ectoplasma, se pueda materializar. No tiene una personalidad definida,  va mutando en distintos personajes según lo que quiera contar. En ocasiones incluso se triplica. A veces esos otros yos nacen de un concepto o de un objeto con el que me he encaprichado y al que le termino encontrando utilidad.

En realidad hoy en día,  con el auge de las redes sociales, casi todos tenemos nuestros álter egos construidos con retales de nuestras vidas y personalidad. Les buscamos una foto o una imagen que nos represente, le damos valores que aspiramos tener o son una imagen idealizada de nosotros mismos.

Ahora que son tiempos de autoempleo, freelancers y  proyectos producidos por nosotros mismos, también nos hemos convertido en nuestra propia marca, con sus perfiles sociales que nos ayudan a promocionar nuestro trabajo. También a veces a nuestros álter egos virtuales les inventamos un nombre y protegidos detrás de una pantalla jugamos a tener otra identidad. Algunos, escudados en el anonimato, sacan lo peor de si mismos y hacen de su álter ego alguien odioso y faltón a quien se les suele llamar trolls. A mi por suerte el mío me salió simpática y es alguien con quién es divertido convivir.

Sobre Tola Castillo:

Tola Castillo nació en Chile pero desde niña vive en España, por eso siempre ha tenido una doble identidad.

De sus estudios destacan los de publicidad, guión y cine. En el medio audiovisual ha realizado diversos trabajos en equipos de producción, dirección y prensa, pero realmente su vida laboral ha sido muy variada.

En el año 2010 crea su blog “Trece Segundos” en el que mezcla autofotos de ficción con texto.  El nombre hace referencia al tiempo que tiene entre coger aliento, pulsar el disparador, posar y que salte la foto. Posteriormente las trabaja con Photoshop para crear con ellas ilustraciones o distintas composiciones. Intercalándolas a modo de fotogramas, , las acompaña de un narración, para en cada nuevo post contar una historia, evocar, o reflexionar, sobre diversos temas con humor, color y fantasía.

www.trecesegundos.com

www.tolacastillo.com