Me llamo Lina María Huertas Gómez y tengo 31 años. Soy de Colombia. Vivo en Madrid desde hace ocho años.
Trabajo como psicóloga en el área de programas de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), donde gestionamos proyectos para personas con enfermedad mental y sus familiares. También trabajo en la asociación Terapias sin Fronteras que aborda cuestiones de inmigración. Allí también ejerzo como psicóloga y coordino proyectos.
La situación respecto a la salud mental cada vez es más preocupante, sobre todo en cuanto a la situación económica y los recursos sociales. Están disminuyendo las subvenciones y están desapareciendo recursos. Muchos de ellos son centros que prestaban una atención integral y eso se está perdiendo.
Hay dificultades también en la atención psiquiátrica. Las personas necesitan tener una continuidad en su tratamiento, que esté el mismo médico, que conozca su caso, pero a veces son citados cada seis, ocho meses e igual no es con el mismo profesional y eso entonces dificulta el tratamiento.
Desde pequeña siempre me ha llamado la atención mi profesión, siento que soy una persona empática, que me gusta relacionarme con la gente, ayudar. La parte clínica siempre me ha llamado la atención, el trabajo directo con las personas. Y después poco a poco me he ido centrando más en la parte de gestión de proyectos y me gusta porque supone crear cosas, generar propuestas que repercuten en las personas.
La experiencia me ha dado… Las personas con enfermedad mental siempre te sorprenden, es muy grato conocerlas. Mucha gente tiene prejuicios hacia ellos, pero si les conociesen de cerca los perderían. Hay personas que aún pasando por momentos muy difíciles saca su vena creativa y se entrega a ella. Este año hicimos un curso sobre Derechos para personas con discapacidad y vino gente con enfermedad mental y sus familiares. Creamos grupos mixtos y tue la oportunidad de dar una clase con ellos. Me sorprendió la atención de la gente, la participación, como trabajaban por su causa, eran conscientes de las denuncias que tenían que hacer y cómo movilizarse. Les vi muy comprometidos.
Una persona con enfermedad mental que hizo ese curso siempre tuvo conmigo un trato superformal y luego, al final, me hizo un regalo. Practicamente no nos conocíamos, pero se había sentido muy acogido y agradecido.
Un consejo a las personas que aún no se han atrevido a hacer público su diagnóstico: Para muchas personas puede ser difícil dar el paso y decirlo, pero visibilizar es importante porque ayuda a hacer público que se necesitan más recursos y centros de atención. Cuanto más se visibilice, mejor. Este colectivo está más en riesgo de exclusión social y en la medida en que se visibilizan los casos hacemos fuerza para intentar conseguir más recursos y luchar contra los recortes.