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PEDRO ARMESTRE// La ONG Save the Children recopila retratos y testimonios de familias sirias a ambos lados de la frontera.
La ONG exige al Gobierno español que tome un papel activo en la crisis de refugiados y facilite el acceso de estas familias a través de la expedición de visados humanitarios en el consulado español de Nador. Save the Children ha comprobado además cómo muchas de estas familias se han visto forzadas a separarse porque, en el momento del cierre de la frontera, unos miembros se han quedado en un lado o en el otro. Para poder cruzar el control, las mafias se aprovechan de la desesperación de los sirios y les ofrecen pasaportes marroquíes al precio de 1.000 euros. Diversas familias han explicado a Save the Children cómo están endeudadas y han tenido que elegir quién pasa primero de sus miembros a Melilla, dejando a otros en Nador.
Souleiman y Fatya tuvieron que dejar Siria en compañía de sus hijos Jamal, de 8 años, Almas, de 6, Merna, de 5 y Rajaf, de dos años. La familia permanece en Nador (Marruecos) a la espera de una oportunidad para poder pasar a Melilla. Desde que salieron de Siria, hace un año, los niños no han vuelto a pisar una escuela. Sus padres cuentan cómo los pequeños han vivido el viaje, atravesando Turquía, Argelia y Marruecos, con miedos y tristeza. “Todavía se despiertan asustados por el ruido de las bombas”, cuentan. La ONG Save the Children exige al Gobierno español que tome un papel activo en la crisis de refugiados y facilite el acceso de estas familias que se encuentran bloqueadas en Marruecos a través de la expedición de visados humanitarios en el consulado español de Nador.
Khlam tiene 31 años y es de Kobani (Siria). Esta mujer permanece en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (Ceti) de Melilla junto a sus dos hijos, Mohammed, de 4 años y medio, y Rokach, de un año y dos meses. Su marido está en Nador (Marruecos) buscando trabajo. “Nos hemos quedado sin dinero, lo hemos gastado todo en el viaje, estamos arruinados”, explica esta mujer. En total, esta familia ha gastado ya más de 10.000 euros desde que salieron de Siria hace un año y medio. Save the Children denuncia que muchas de estas familias se han visto forzadas a separarse porque, en el momento del cierre del paso fronterizo entre Marruecos y España, unos miembros se han quedado en un lado o en el otro.
Mohammed posa con sus tres hijos (Rasia, Yaser y Chams) de 11, 10 y 9 años en Nador (Marruecos). Esta familia siria espera en esta ciudad fronteriza la oportunidad para cruzar a Melilla. La madre, Fátima, ya está en la ciudad autónoma. Han ido pasando de manera escalonada y previo pago a las mafias que operan en Marruecos. Hace dos años que salieron de Latakia (Siria) y quieren llegar a Bélgica. Save the Children denuncia que no hay políticas específicas para defender los derechos de los niños refugiados, los que más están sufriendo esta crisis.
“Mi mujer, Yomana, ya está en Melilla. Ha sido la primera en cruzar la frontera. Ahora nos toca a Mohammed, mi hijo, y a mí”, explica Nidal en Nador (Marruecos). Este hombre, comerciante, tuvo que abandonar Siria. “En España solo queremos estar de paso, nuestra intención es empezar una nueva vida en Alemania”, continúa. Un millar de sirios esperan en Nador y Beni Enzar para poder pasar a Melilla, la mayoría de ellos son niños.
Hamami, de 46 años, y su marido, Mansour, de 48, forman un matrimonio palestino que hace dos años tuvieron que huir de Latakia (Siria). Tienen dos hijos más, mayores de edad, uno está en Alemania y otra en un campo de refugiados en Jordania. Escogieron la ruta de la frontera sur por ser la más barata. Han gastado en torno a 6.000 euros desde que salieron de su país, hace un año. En Melilla están con su hijo Abdelkarim, de 12 años.
”Nuestra hija nació en Marruecos, de camino a España”, cuentan Mohammed, de 25 años, y Rania, de 19 años. “Salimos hace dos años de Siria porque las bombas destrozaron nuestra casa. Hemos perdido a muchos familiares. Si no hubiese sido por la guerra, jamás hubiésemos huído, allí vivíamos bien”.
Ridchuan, herido de la guerra en Siria, su mujer Nadia y su hijo Mohammed, es otra de las familias sirias que permanecen en Nador (Marruecos). Salieron de Siria hace dos años. “Yo trabajaba como comerciante. Lo hemos perdido todo, y ahora estamos durmiendo en un parque. Apenas tenemos recursos para dar de comer a nuestro hijo”.
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Europa se enfrenta a la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. Los niños necesitan ayuda urgente.