SUSANA HIDALGO & PEDRO ARMESTRE // A Verónica el cáncer de mama le llegó sin avisar, con 23 años y una vida volcada en los estudios. A Mercedes, con 52 años y dedicada sus hijos y nietos. Verónica es bioquímica y vive en Madrid. Lleva la típica vida de una joven sin preocupaciones que a diario se centra en su vida profesional y el fin de semana lo dedica a salir con sus amigos. Mercedes, en cambio, reside en La Estación del Espinar, un pueblo de Segovia. Allí tiene una tienda de ultramarinos con su marido, sin ningún tipo de estrés y rodeada de naturaleza. Hace vida sana, duerme bien y no tenía antecedentes familiares de cáncer.
A pesar de llevar vidas tan dispares el cáncer de mama atacó por igual a estas dos mujeres. A Beatriz, con 40 años y una hija de ocho; o a Jimena, de 35 años, diseñadora gráfica y sin hijos. El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres occidentales y, a diferencia de otros, no se produce por unas causas concretas. No se puede prevenir, sin embargo algunos estudios parecen demostrar que el riesgo de padecer cáncer de mama se puede reducir realizando ejercicio físico de forma regular (al menos cuatro horas a la semana), evitando el sobrepeso y la obesidad tras la menopausia y el consumo regular de alcohol.
En este vídeo que hemos elaborado en Calamar2 en colaboración con la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) podéis ver la historia de superación de cuatro mujeres que han pasado por un cáncer de mama:
Beatriz Pedrero, de 40 años, se levantaba todos los días a las 6:15 para empezar una jornada frenética. Ella achaca su tumor a una época en la que sufrió muchísimo estrés en el trabajo. “Cuando me dijeron que tenía cáncer no lo podía creer, tenía entonces 36 años. Respiré profundamente y pensé que la prioridad era recuperarme y no hacer un dramón sobre el asunto”, recuerda ahora Beatriz, totalmente recuperada. Su terapia personal consistió en mirar el segundero del reloj y pensar que mientras el tiempo corría ella estaba ganando la batalla. Por prevención le quitaron las dos mamas y los ovarios.La reconstrucción del pecho fue inmediata, es decir, no tuvo que esperar entre la realización de la masectomía y la implantación de las prótesis. Desde la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) reclaman que esta situación debe ser la habitual. En total, en España, se diagnostican anualmente unos 16.000 casos de cáncer de mama, de los que el 64,8% acaban en una mastectomía. Sin embargo, sólo el 30% de estas mujeres, unas 3.100, son operadas para la reconstrucción mamaria y, de ellas, únicamente el 40% de forma inmediata.
“Al hacerse la mastectomía y la reconstrucción en el transcurso de la misma intervención, ésta resulta menos agresiva desde el punto de vista quirúrgico que la reconstrucción diferida. Además,también hay un motivo psicológico y de autoestima, ya que las pacientes no se ven en ningún momento sin la mama extirpada, lo que contribuye muchísimo a su recuperación y a su seguimiento posterior”, señala Marta García Redondo, secretaria general de Secpre y cirujana plástica en el hospital La Paz de Madrid.
El hecho de que, en nuestro país, la mayoría de las mastectomías no den paso a una reconstrucción mamaria tiene varias causas. La primera es la desinformación de las pacientes, pues, según las estimaciones de la Secpre, sólo el 60% de las españolas mastectomizadas son informadas sobre la opción de la reconstrucción, pese a que ésta se encuentra incluida en los protocolos de actuación de los hospitales para el tratamiento de esta enfermedad. Ese fue el caso de Mercedes, a la que su médico no informó en su momento de que las posibilidades que tenía. “Me extirpó la mama donde tenía el tumor pero no me habló de que podría ponerme un implante. Ha sido ahora, años después, cuando me voy a someter a la reconstrucción”, cuenta.
Ayuda psicológica
“¿Cómo te vas a sentir con 30 años y sin pecho?”. A Rocío Díaz, de 35 años, le detectaron el cáncer con 29 y cuando estaba embarazada de su hija pequeña. Como le ha sucedido a otras mujeres, durante el proceso no encontró el apoyo de su pareja y terminaron separándose. “Me di cuenta de a quién tenía a mi lado y a quién no. La fuerza de voluntad para salir adelante tiene que crecer de uno mismo”, reflexiona. Ella necesitó ayuda psicológica para superar las consecuencias de la enfermedad.
Estas mujeres han salido adelante y han aprendido una lección para toda la vida. “Que no pueda contigo, que no te venza, tú eres más fuerte. Todo pasa, llega un día en el que todo termina y solo queda salir hacia arriba”, recomienda Verónica. A Beatriz le gustaría crear con una amiga una asociación para ayudar a esas mujeres, que están solas y sin ningún tipo de apoyo, a superar el proceso. Y un consejo para todas las que están pasando por este trance: “Que no se obsesionen con buscar información en páginas webs y en blogs. En este caso, Internet solo sirve para asustar”.
Jimena: “En el cáncer de mama es fundamental la autoexploración”
Jimena Catalina Gayo no se permitió más de dos lágrimas cuando hace año y medio su médico le dio la noticia de que padecía cáncer de mama. “Me quedé en shock cuando me enteré. Pero pensé que no me podía derrumbar, que yo tenía que ser más fuerte“, cuenta esta mujer de 35 años, diseñadora gráfica y con una vitalidad desbordante: toca el clarinete, hace ilustraciones, nada en el gimnasio y ayuda a su marido, Alfonso, con un blog de cocina que triunfa en internet.
Jimena: “Lo peor ha sido dejar algunos aspectos de mi vida en pausa”
Jimena fue intervenida de mastectomía el 2 de agosto de 2013. Entre esta operación y la reconstrucción del pecho recibió quimioterapia. El tratamiento la dejaba derrumbada en el salón, apática, pero ella sacaba fuerzas para no dejarse vencer. En su familia ha habido antecedentes de cáncer, pero de nadie a una edad tan temprana. “Lo peor es que algunos aspectos de mi vida los he tenido que dejar en pausa. Por ejemplo, yo quiero ser madre y he tenido que congelar los óvulos”, cuenta. Durante todo el proceso desarrolló “mucha paciencia, sobre todo en las salas de espera”. Para ella, lo peor es haber perdido sensiblidad en la mama. “Es muy raro, es como si el pecho no fuese mío… Yo siempre digo de broma que un día me van a meter mano en una discoteca y no me voy a enterar”, cuenta, con ese velo de humor con el que impregna el duro proceso de su enfermedad.
De su experiencia quiere dejar un consejo a las mujeres: “Yo me detecté un bulto de casualidad al tocarme un pecho. Así que mi consejo para todas es que os toquéis las tetas y os hagáis autoexploración. Y que nunca os dejéis llevar por el miedo: tenemos la mejor sanidad pública y cogida a tiempo no es una enfermedad mortal”.
Mercedes: “Cuando me extirparon la mama no me informaron de la reconstrucción”
Mercedes Martín tiene grabados en mente los viajes en la ambulancia que realizaba desde su pueblo, La Estación del Espinar (Segovia) hasta el hospital segoviano donde recibía la quimioterapia para curarse el cáncer de mama.En aquellos 40 minutos de viaje compartía miedos, lágrimas y confidencias con el resto de mujeres que, como ella, luchaban por librarse de la enfermedad. “Se creó una relación muy especial entre nosotras, todas temíamos a la muerte y nos volvimos muy vulnerables”, recuerda.
Mercedes: “El médico que me hizo la mastectomía no me explicó absolutamente nada”.
A Mercedes, de 52 años, le detectaron el tumor en 2010 y se lo extirparon en 2012. Pero nadie la informó de la posibilidad de la reconstrucción mamaria.”El médico que me hizo la mastectomía no me explicó absolutamente nada. He sido yo la que después he buscado opciones para poder recuperar mi pecho. Soy muy preguntona y no me gusta quedarme conforme”, cuenta Mercedes, que próximamente será reconstruida en el hospital La Paz de Madrid. Se quiere operar porque se ve “incompleta” y para terminar el proceso. Ahora lleva una prótesis pero no está cómoda.
Ella no tenía antecedentes familiares de cáncer de mama y ha hecho siempre una vida sana, sin estrés. Tiene con su marido una tienda de ultramarinos en La Estación de El Espinar y lleva una vida tranquila con sus hijos y nietos. Durante la enfermedad prefirió mantenerse ocupada con cursos de manualidades para no pensar. “Si te quedas en casa muchas horas no haces más que darle vueltas a la cabeza”, reflexiona. De toda la experiencia se queda con una cosa buena: “Mi marido, que me ha apoyado, no me ha dejado sola ni un momento y se ha encargado de todas las labores que yo no he podido hacer”.
Beatriz: “Durante el cáncer me obsesioné con el segundero del reloj”
El despertador se enciende a las 6.15. El coche. La niña al colegio. El atasco. El trabajo. La comida rápida. Más trabajo. No parar. Cae la noche. Llegar a casa derrotada. Hasta que un día llega una noticia que hace que la rutina y el estrés pierdan el sentido. “Me diagnosticaron cáncer de mama con 36 años y la vida me dio un vuelco. Hasta aquel momento la salud no tenía especial importancia para mí”, recuerda Beatriz Pedrero, de 40 años, sometida a una reconstrucción mamaria de los dos pechos.
Beatriz: “Me diagnosticaron cáncer de mama con 36 años y la vida me dio un vuelco”.
Decidió secarse las lágrimas y tirar para adelante. La experiencia le sirvió para detener el frenesí y para disfrutar el momento junto a Óscar, su marido, y Lidia, su hija de ocho años: “He aprendido a reconfortarme con las pequeñas cosas de la vida, con momentos cotidianos que antes pasaban desapercibidos”. Antes gastaba los días pensando sólo en que llegasen el sábado y el domingo. Siempre deprisa. Ahora se toma su tiempo, sale tres días a la semana a correr e intenta disfrutar de fines de semana caseros.
Su proceso para superar el cáncer de mama fue muy complejo. Por prevención, ya que Beatriz tiene una mutación genética, los médicos decidieron hacerle una mastectomía de los dos pechos y también le extirparon los ovarios. La reconstrucción fue inmediata y realizada en el hospital La Paz de Madrid. “Recomiendo a todas las mujeres que sufran esta enfermedad que sigan el mismo proceso. En ningún momento me vi sin pechos y por eso mi estado de ánimo ha sido mejor”, señala Beatriz. De la pesadilla le queda como recuerdo la malla que cubre su brazo y que es necesaria después de la intervención para recuperar la movilidad.
Su lema: “No hacer un dramón del asunto”. Su apoyo: “Durante todo el proceso miraba el reloj de forma obsesiva, el segundero, siempre el segundero. Pensaba: el tiempo corre a mi favor”. Ahora quiere utilizar su experiencia para ayudar a otras mujeres. Ella tuvo la suerte de contar con el apoyo de su familia. Pero muchas se enfrentan al proceso sin compañía: a los miedos y a la soledad.
Gemma: “Con el cáncer perdí la salud, mi matrimonio y el trabajo”
“De golpe perdí la salud, la infancia de mis hijos, mi matrimonio y mi trabajo”. El cáncer de mama
Gemma Esteban “De golpe perdí la salud, la infancia de mis hijos, mi matrimonio y mi trabajo”
llegó a la vida de Gemma Esteban, de 44 años, en 2009 como un huracán y arrasó con todas sus ilusiones y planes de futuro. En febrero de 2010 le extirparon la mama pero la reconstrucción del pecho no llegó hasta 2012. Fueron tiempos de pesadilla con un marido maltratador que la insultaba y amenazaba de muerte. “Yo estaba enferma y él me despreciaba”, recuerda. Todo aquello ha quedado ahora atrás y Gemma es ahora una mujer optimista que ha encontrado en su madre su mejor apoyo. “Ella es la que me ha recogido el pelo cuando vomitaba por la quimioterapia, la que ha cuidado de los niños y la que se ha encargado de todo, es una mujer muy valiente”, cuenta Gemma.
Antes del cáncer trabajaba como subdirectora en una entidad bancaria con un sueldo muy alto. Después de tres años de baja tuvo que incorporarse como cajera en el mismo banco. “He perdido parte de mi carrera profesional. A cambio, he aprendido a valorar mi tiempo y a estar más pendiente de los niños”, señala.
Cuando Gemma estuvo sin pecho se ponía una prótesis de silicona pero no se veía bien: “Estaba muy acomplejada, no me atrevía a ir a la piscina o a la playa”. Con la reconstrucción ha recuperado la autoestima, las ganas de salir y de, por qué no, ligar y encontrar pareja. “Todo son beneficios, pero sin duda me quedo con que, gracias a la reconstrucción, he cerrado una fase de mi vida y ya no tengo que verme la cicatriz”, concluye.
Galería de Obra fotográfica de Pedro Armestre. Con la venta de Copias Numeradas y Series Limitadas, Pedro dona parte de sus beneficios a las asociaciones u oeneges para las cuales tomó las imágenes. La donación puede ser directa o en forma de suscripción anual como socio a alguna de estas organizaciones.
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