Alejandro: “Somos los grandes olvidados por las instituciones”
10/07/2014
TEXTO Y FOTOS: SUSANA HIDALGO & PEDRO ARMESTRE // En los años 80, la droga inundó los barrios obreros de las ciudades españolas y miles de jóvenes cayeron en sus redes ante la impotencia de sus familiares que les veían transitar como fantasmas. Así le pasó a Alejandro, de 54 años, y que empezó el consumo con tan solo 14 en su barrio, La Cruz del Hunilladero (Málaga). “Después del franquismo y la apertura, fue como si nos pusiésemos unos pantalones anchos, lo queríamos probar todo”, recuerda este hombre. El nacimiento de su hija le hizo hacerse responsable y ahora, muchos años después, dirige la comunidad terapéutica de Álora (Málaga), donde ayuda a drogodependientes a desengancharse.
“Después de todo lo que he pasado tengo una deuda moral y quiero ayudar a los demás con mi experiencia, guiarles para que puedan salir ahí fuera y llevar una vida normal”, explica. No es fácil. En Álora se mezclan perfiles de hombres que han tenido problemas judiciales con otros con trastornos mentales, algo que preocupa especialmente a Alejandro. “Hay muchas personas adictas que presentan cuadros psiquiátricos. Apenas tenemos ayuda ni información de las administraciones sobre este tema”, señala. Precisamente esa es su principal queja. El arrinconamiento que parece haber sufrido el problema de las adicciones. “Los drogodependientes somos los grandes olvidados por las instituciones”, denuncia.