“Aquí hay mucho payaso, pero sólo uno cobrando”, me dijo una vez Kim con tono de sarcasmo, mientras nos tomábamos una copa de cava con los compañeros para celebrar la Navidad. Era un hombre bajito, de aspecto anodino, serio y reservado. Yo le tenía mucho respeto y le reí el chiste con cara de niña pequeña: él si que era un verdadero payaso.
Durante el mes que estuve trabajando en el circo nunca le vi fallar. Reconcentrado detrás de las cortinas de terciopelo que lo separaban de la pista, con la cara pintada, su nariz roja y sus zapatones, cuando se abrían, se transformaba. Se dice que la importancia de la entrada del payaso no es sólo una cuestión de técnica de comediante, si no que de ella depende la autoridad con la que se establece ante su público. En esos momentos Kim se crecía. Sus movimientos se volvían amplios y precisos, desplegaba la sonrisa, se le iluminaban los ojos y la voz se le aflautaba volviéndose tierna y divertida. Kim era el hilo conductor de toda la función. Al principio no le prestaba mucha atención, pero después de verlo durante tres representaciones diarias hacer todas sus entradas con esa misma energía, cómo manejaba los tiempos para pillar al público de sorpresa, los hacía participar y llenaba el circo de risas, a pesar del despliegue físico que todo eso le exigía, parecer siempre fresco y hacerme reír incluso a mí con los mismos chistes y parodias hacían que me sacara ante él el sombrero.
En una tertulia de guión escuché una vez a alguien decir que la tragedia es para los que sienten y la comedia para los que piensan. Tiene su lógica porque lo primero que te exige es tener distancia, disociar para ver la realidad desde su lado cómico, risueño o ridículo. Percibir los contrastes, los sinsentidos, la relatividad de las cosas, lo serio de lo tonto y lo tonto de lo serio, contravenir valores y crear combinaciones capaces de sorprender y darle una interpretación distinta a las cosas. Muchas veces la comedia sirve para señalar nuestros vicios, defectos y debilidades, consolarnos de lo que somos, pero también para reafirmarnos como seres humanos capaces de superar todo lo que nos acontece por muy absurdo que sea.
El humor nos permite darle la vuelta a las situaciones, reírnos de las tristezas y las injusticias, exorcizar las frustraciones. También romper las reglas y escaparse por un momento del orden establecido. La risa es un acto liberador.
El humor también nos hace reflexionar cuando ejerce una función crítica, de denuncia y corrosivo social. En muchos momentos de la historia el humor ha sido una forma de decir verdades como puños y burlar a la censura.
Aunque los poderosos también necesitan de quién les haga de espejo, por eso en la Edad Media existían los bufones. Personajes ridículos y grotescos dotados de ingenio encargados de divertir a la corte, que tenían el especial privilegio de decir lo que a nadie le estaba permitido, o reírse de quien nadie se atrevía. Decía Quevedo:
“Costumbre antigua de príncipes, tener cerca de sí locos para su entretenimiento. Quizá permisión de Dios, para que si los cuerdos no les dijeren las verdades, se las digan los locos para su advertimiento y para confusión de los otros”.
El humor también es un método curativo porque cuando podemos reírnos de algo es cuando comenzamos a superarlo. Ayuda a resolver conflictos y, bien usado, promueve la tolerancia. Una buena carcajada fortalece el sistema inmunológico, reduce las hormonas que pueden causar tensiones, libera las placenteras y es un contraveneno espiritual. La explosión de carcajadas aporta vitalidad, energía e incrementa la actividad cerebral. Así que si encuentra algún motivo para hacerlo, ríase con ganas y siga este consejo de un lama:
“La risa abre tu corazón y apacigua tu alma. Nadie debería tomarse la vida tan en serio como para olvidar reírse de sí mismo”.
Encuentre a su propio payaso atrapado en un espejo. Haga ju,ju,ja,ja.
Sobre Tola Castillo:
Tola Castillo nació en Chile pero desde niña vive en España, por eso siempre ha tenido una doble identidad.
De sus estudios destacan los de publicidad, guión y cine. En el medio audiovisual ha realizado diversos trabajos en equipos de producción, dirección y prensa, pero realmente su vida laboral ha sido muy variada.
En el año 2010 crea su blog Trece Segundos en el que mezcla autofotos de ficción con texto. El nombre hace referencia al tiempo que tiene entre coger aliento, pulsar el disparador, posar y que salte la foto. Posteriormente las trabaja con Photoshop para crear con ellas ilustraciones o distintas composiciones. Intercalándolas a modo de fotogramas, las acompaña de una narración. Así, en cada nuevo post nos cuenta una historia, evoca o reflexiona sobre diversos temas con humor, color y fantasía.
www.trecesegundos.com
www.tolacastillo.com
3 Comment on “Por favor ríase, es gratis”
Tola Castillo
07/07/2014 a las 10:33
Muchas gracias por vuestros comentarios. Saber que lo haces gusta, hace pensar y entretiene es una gran estímulo para seguir trabajando y mejorar. También os agradezco vuestro apoyo y buenos deseos. Un fuerte abrazo.
PD: Carlos, yo también he oído hablar de ti
Carlos Castañoli
26/06/2014 a las 20:26
Hola Tola,
Ya me habían hablado de ti, pero acabo de conocer tu trabajo y me han encantado tus historias. Son muy originales, tienes una fértil imaginación, un universo particular y sugerente. También sabes escribir y tocas temas muy variados. Gracias a ti he pasado un rato muy agradable. Me he reído, me has hecho pensar y volar con la imaginación a tu mundo lleno de personajes locos y colores. Mucha suerte en tus futuros proyectos. Te mereces que te vaya bien y yo espero verlo.
Un fuerte abrazo.
Sandra Duky
23/06/2014 a las 17:29
genial la entrada