Ahmed Tommouhi está sentado en la alfombra del comedor de la bonita casa de su hijo y agita con la mano derecha un matamoscas de toda la vida. No hay moscas en otoño. Pero con el utensilio sacude los malos recuerdos, porque la pena no hay quien se la saque de encima. Ni con matamoscas. En 1991 fue detenido junto a Abderrazak Mounib y condenados los dos a un siglo y medio de cárcel por una serie de atroces asaltos y violaciones ocurridos en Catalunya ese mismo año. En 1996 el Tribunal Supremo les absolvió de solo una de las condenas, porque los restos de semen conservados en el pantalón de la víctima demostró que los autores de la violación no fueron los dos hombres marroquíes y pobres, sino Antonio García Carbonell. Pero el resto de las condenas no se revisaron, a pesar de que un guardia civil, Reyes Benítez, el mismo que participó en su detención, volvió a investigar los casos y elaboró un informe con un sin fin de elementos que demostraban su inocencia.
Mounib murió en el 2000 en el pabellón penitenciario del hospital de Terrassa. Tommouhi salió en libertad condicional en septiembre del 2006, tras pasar catorce años y diez meses en prisión. La libertad definitiva no llegó hasta abril del 2009. Desde entonces vive encerrado en casa de su hijo, espantando los malos recuerdos y jugando con sus tres nietos. No tiene papeles. Está ilegal en España. Los antecedentes que conserva por delitos gravísimos y que no podrá eliminar hasta abril del año que viene le impiden solicitar ninguna documentación para poder viajar a Marruecos para abrazar a su mujer. Hace 22 años que no la ve, ni la abraza, ni la besa.
No quiere indemnización económica por un error judicial que persiste y que nadie solventa. Solo exige recuperar su honor para limpiar el nombre de su familia, de sus hijos y de sus nietos. Quiere que alguien le diga que se equivocaron, que las víctimas le identificaron por error, y que su condición de marroquí, pobre y solo en España ayudó a que nadie se preocupara de comprobar que nunca hubo ni una sola prueba contra él ni contra Mounib. Ahora ha visto por televisión que Antonio García Carbonell está en libertad, por el recuento de su condena tras la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Tommouhi sigue encerrado.
Nota de Mayka…. Conocí a Abderrazak Mounib y Ahmed Tommouhi en la prisión de Can Brians un fin de semana de 1996. Mounib me telefoneó a la redacción, a cobro revertido, asegurándome que era inocente. En la cárcel solo me dejaron entrarles un Corán en castellano. Me recibieron con zumos y pastas que compraron en el economato de la prisión. Tommouhi no hablaba. Apenas sabía una palabra de español y vivía encerrado en sí mismo, sin entender nada de lo que le estaba pasando. Publiqué muchísimas crónicas sobre su inocencia, de la que estaba plenamente convencida. Me reencontré con Ahmed Tommouhi y su hijo en el 2006, al poco de quedar en libertad. Nos abrazamos y lloramos. El sábado 26 de octubre volví a ver a Tommouhi en la casa de su hijo en Puidàlbert, un pequeño pueblo rodeado de vides, donde el hombre cuida un huerto y juega con sus nietos. Esta vez no hemos llorado. A Ahmed Tommouhi ya no le quedan lágrimas por derramar.
#Hipstamàtic
Puidàlbert (Alt Penedès)
Biografía de Mayka Navarro
Hace mucho tiempo que observo la vida en formato fotográfico para compartir. Me apasiona comunicar. Contar historias. Transmitir sensaciones. Emocionar al que me lee, al que me mira en televisión, al que me escucha en la radio o al que se detiene ante una de mis imágenes. Nací en Santa Coloma de Gramenet, Barcelona, en 1968, y soy periodista. Desde pequeña trabajo en El Periódico de Catalunya, y colaboro en programas de televisión como El Programa de Ana Rosa o El Gran Debate. Comunico escribiendo, contando y fotografiando escenas, secuencias e historias. Mis fotos y mis textos son lo más parecido a mí misma: pura vida. Cocinados a fuego lento, como los calamares encebollados. ¿Gustan?
One Comment on “Culpables por la cara”
Raquel García
28/10/2013 a las 19:21
A todas luces, vergonzoso!!!