Muchos cables… y un solo pantalón
16/11/2014
¿Qué ocurre cuando un fotógrafo prepara una maleta para un viaje de casi un mes por Centroamérica? Pues que meterá cámaras, baterías, cables, pilas, micrófonos, tarjetas, el ordenador, cargadores para cada cachibache, un mifi… Pero se olvidará de meter pantalones de recambio y una toalla. Hace 10 días los Calamar2 iniciamos un viaje a Centroamérica para conocer los proyectos de Alianza por la Solidaridad en el que el calamar Pedro Armestre decidió cargar con toda la tecnología pero caminar con un solo pantalón. Jornadas de calor y barro en el que la broma de “tus pantalones van a empezar a caminar solos” ha calado fuerte entre la gente que hemos ido conociendo en el camino. Afortunadamente Pedro ya ha puesto remedio gracias a la inestimable ayuda de los mercadillos latinoamericanos y de la marca “Jingo” de pantalones de caballero. Ahora ya va hecho un pincel.
Soy Susana, la otra mitad de Calamar2 y ahora mismo tenemos instalada nuestra oficina de trabajo al aire libre en un entorno similar al Arca de Noé… Pero eso lo contaremos otro día. Empezamos por el principio. La primera parada la hemos hecho en El Salvador. Allí no hemos tenido mejor ocurrencia que viajar a las comunidades con un taxi tuneado que se iba dejando los bajos en los baches, piedras y charcos. Pero Ronald, nuestro taxista, superó la prueba y nos adentró en la increíble naturaleza que rodea a la población de Nejapa. Hemos comido tamales (una masa de maíz rellena de frijoles), pupusas (un plato típico salvadoreño a base de tortitas rellenas de queso o frijoles), churrasco y pollo, mucho pollo. Con Inés Flores (hombre con nombre de mujer) hemos recorrido caminos de tierra llenos de cruces por asesinatos o, como el prefiere contarlo, por gente que se murió porque se cayó del caballo. Nosotros no hemos subido a caballo, pero sí en una carreta de bueyes con Francisco Morales, que nos llevó a ver cómo trabaja el cultivo de maíz con sus hermanos.
En esos caminos nos hemos fumado un cigarro de liar con Milagro, una mujer brava con una historia de lucha social que nos preparó en su casa una sopa reconstituyente. Y es que cada vez que Pedro saca el filtro, la bolsa de tabaco y el papel comienza el espectáculo. En Centroamérica no hay costumbre de fumar tabaco de liar, y cada vez que le ven enrrollando los cigarrillos le observan como si estuviese haciendo una obra de ingenieria… o fumándose otra cosa.
Así seguimos, cada día es una aventura. Sabemos cómo nos levantamos (siempre muy muy temprano) pero no cómo vamos a terminar.