Juan Carlos: “Lo más difícil en la abstinencia es qué hacer con las horas muertas”
03/07/2014
FOTOS Y TEXTO: PEDRO ARMESTRE & SUSANA HIDALGO // Juan Carlos, de 38 años, era incapaz de hacerse un huevo frito antes de entrar en la comunidad terapéutica de Álora (Málaga). Durante años la drogodependencia le cerró la mente para ser autosuficiente y vivía con la mentalidad de un niño. Ahora está aprendiendo a recuperar sus valores con tareas sencillas como los primeros pasos en cocina. “Soy de Cádiz y soy padre de familia. Mi objetivo es dejar la metadona y poder tener una vida normal. Cuando consumía estaba muy apagado. Ahora puedo tener una conversación normal porque he aprendido a escuchar y a respetar. Todavía soy joven y no quiero más tentaciones”, cuenta.
“En la comunidad terapéutica he aprendido a cocinar, algo que en casa con mi pareja jamás hacía. Me llevo eso y también la convivencia con los compañeros, que todos los días hacen un enorme esfuerzo por avanzar. Estamos aprendiendo cosas que nos servirán el resto de la vida”, añade. Lo más complicado: “Qué hacer con las horas muertas, con ese tiempo de ocio que antes lo ocupábamos consumiendo”.
Juan Carlos piensa en su vuelta al mundo real y quiere ser un buen padre: ”Y ganarme toda la confianza de mi familia para que vean que he cambiado y lo he hecho de manera voluntaria”. Pero para eso tendrá que romper el vínculo con determinados amigos. “En mi entorno tengo gente buena pero otra que está metida en la droga. Todo esto me ha hecho pasar 10 años en prisión y separarme de mi familia. Tengo un hermano mellizo que murió de sobredosis de metadona y no quiero que mi madre tenga más disgustos. Para no caer en tentaciones, antes de hacer algo miraré la foto de mis hijos y eso hará que me eche para atrás”.