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El periodismo solo puede ser fiel a la verdad y a la información, sin olvidar dar voz a quien no la tiene.
Me llamo Nel Anxelu González Zapico, soy de Mieres (Asturias) y tengo 61 años. Tengo un sobrino que tiene una enfermedad mental.
Soy vicepresidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES). Creo que tengo cosas importantes que aportar, como la adecuación de la estructura a los retos de los nuevos tiempos que corren.
Tiene una ventaja muy importante el no tener a la persona enferma en tu casa, tan cerca: la implicación emocional es un poco inferior y la eficacia a la hora de ser gestor es más fácil. Mi sobrino, anécdota fácil, me dice de broma que le tengo que pagar una cena de lujo al mes porque gracias a que él está enfermo yo tengo trabajo.
Empecé en Gijón de voluntario en un taller de manualidades para personas con enfermedad mental. La experiencia como voluntario fue preciosa, allí conocí la realidad de estas personas, muy estropeada pero con ganas de recuperar las riendas de su vida, de hacer cosas.
Luego estudié auxiliar de psiquiatría, como mi hermana, para estar un poco más enterados de todo lo que podíamos hacer con nuestro familiar. Empecé a llevar un grupo de apoyo a familiares y personas con enfermedad mental, de ahí tengo un grandísimo recuerdo y una grandísima satisfacción vital. Después entré en la junta directiva de una de las asociaciones en Asturias y allí ocupé varios cargos hasta ser presidente durante varios años. Cuando me hicieron presidente hice un máster de creación de empresa, y a partir de ahí, con toda mi ilusión, me dediqué a aportar mis conocimientos al movimiento asociativo de la federación asturiana. Mi filosofía se basa en que hay que huir lo más que se pueda del voluntarismo y hay que dotar al voluntariado de capacidad operativa. Hay que dotar a las entidades de todos aquellos recursos y herramientas que las haga transparentes y capaces de servir a los intereses de las personas que dicen defender.
En el ámbito de la salud mental, hay varias cosas que se pueden destacar, pero con un interés siempre constructivo. Por ejemplo, en cuanto al movimiento asociativo echo de menos un cambio generacional a la hora de gestionar las entidades. También es importante que la gente esté formada, no todo vale. Las personas tenemos que asumir el riesgo y el compromiso que supone trabajar en una entidad y eso hay que hacerlo con conocimiento de causa, y para eso hay cosas que aprender. En cuanto a la dotación de las entidades, nunca fuimos capaces de tener los recursos suficientes para llevar a cabo nuestros proyectos y eso no depende de nosotros, depende de las administraciones, y depende también de la consideración social y política del problema de la salud mental. Existe un tercer nivel que enlaza con la frustración de cualquier padre o madre o cualquier persona que tenga un diagnóstico: Queremos curarnos, necesitamos llegar a buen puerto, necesitamos conseguir que la gente llegue a coger las riendas de su vida. Me gustaría poner encima de la mesa el reconocimiento real de las necesidades de las personas con diagnóstico. Ellos son los que tienen ser escuchados y son los que tienen que tener el poder de decisión.
La experiencia me ha dado… El mejor recuerdo que tengo de mi intervención en el movimiento asociativo fue aquella oportunidad que me dieron de hacer grupos de apoyo creativos donde la gente compartía y además aprendía nuevas habilidades. Tengo anécdotas muy guapas de un ejercicio de relajación mediante imágenes con gente de diversa edad y estructura física que se relajaba a la vez. Al final te agradecían de todo corazón que les hubieses aportado una información nueva. Con estas experiencias, es muy difícil desembarazarse de la implicación emocional.
Otra experiencia muy agradable fue el trabajo con los usuarios en los cursos de manualidades con cuero, pues la gente lo recibía con una grandísima satisfacción. Eso sí, no podía poner proyectos muy grandes porque la gente quería resultados inmediatos, cosa que es muy fácil de entender, pero nos reímos y lo pasamos muy bien.
Un consejo a las personas que aún no se han atrevido a hacer público su diagnóstico: Que no se queden solos dando vueltas a su problema, existen miles de posibilidades, de formas de hacer que gente de tu entorno te ayude para que tus peculiariedades sean entendidas y la gente te quiera y te acepte como estás y como eres. El rechazo no viene solo de los prejuicios, sino también de lo que tú ofreces, como decía Kavafis en sus poemas. Tenemos que tener una visión no sólo de lo que nosotros vemos, sino ver también lo que otros pueden ver de nosotros y lo que somos para otros. En eso hay una forma diferente de ver el estigma: No solo voy a reivindicar que me acepten, sino voy a aceptarme yo y voy a mostrarme como algo que los demás pueden ver. Aceptar la diversidad tiene una cuestión de equilibrio muy precario.
2 Comment on “Nel Anxelu González: “Echo en falta un cambio generacional en el movimiento asociativo””
Francisco
01/01/2016 a las 21:47
Gracias por todo, Nel, sin la implicación de los Familiares, ¿qué sería de FEAFES?
Jose Rius
05/03/2014 a las 12:44
Quisiera estar en otra parte, mejor en otra piel, y averiguar si desde allí la vida, por las ventanas de otros ojos, se ve así de grotesca algunas tardes… (Ángel González).