Me llamo Antonio Rodríguez Rivas y tengo 50 años.
Trabajo como Jefe de Unidad en Ube Alcalá (Castellón) desde abril de 1997 de forma ininterrumpida, lo que en este sector nuestro es tener una gran suerte y soy consciente de ser un privilegiado. He tenido diversas categorías laborales, sustituto de vacaciones, conductor de autobomba y finalmente Jefe de Unidad desde 2005.
Este oficio nuestro, uno de los más dignos y bellos del mundo, requiere de un componente vocacional importante. Y creo que eso es lo que hace tan difícil encontrar un combatiente contra el fuego poco comprometido con su labor. La gran mayoría de hombres y mujeres que he tenido la suerte de tener a mi lado en la lucha contra el fuego han sido personas…. con una extraña característica, una curiosa cualidad que los unificaba. Y es que, cada vez que la emisora chisporroteaba un servicio se transformaban, mutaban en seres ciegos y sordos a todo aquello que no fueran datos útiles en su cometido. Dilataban sus fosas nasales venteando la humedad del aire, giraban nerviosos la cabeza a uno y otro lado buscando indicios de la velocidad y dirección del viento, estudiaban la columna de humo para conocer qué dominaba el incendio, su convectividad, virulencia, adivinando comportamiento, leían el relieve, barrancos, collados, exposición, reconocían modelos de combustible….no existía nada más. Y uno, que siempre se ha fijado en aquellos a quien admira, quiso parecerse a ellos.
No me imagino ganándome la vida de ningún otro modo. Amo lo que hago. No concibo mi día a día sin la probabilidad latente de volver a enfrentarme a él, porque en mi oficio, nuestro oficio, la monotonía no existe. Porque él, el fuego, nunca presenta dos veces el mismo rostro y te obliga cada vez a mudar de estrategia, a variar de táctica, a adaptarte a él, a su carácter, a su tamaño, a su fuerza, a su entorno, a su ambiente . Y eso, eso es apasionante.
En otro orden de cosas; en los dos últimos decenios los colectivos de extinción hemos crecido en medios técnicos y humanos, en conocimientos, formación etcétera de un modo espectacular. De hecho más del 90% de nuestras actuaciones se quedan en conatos. Pero el problema de los incendios forestales es estructural, no es puntual. El abandono de la agricultura, de la ganadería, el no aprovechamiento de leñas… convierten al monte en una bomba de tiempo. Los colectivos de extinción estamos rentabilizando años de bonanza metereológica, pero es cuestión de tiempo que se den las condiciones que favorezcan cualquier incendio que supere nuestra capacidad de extinción. Sin una correcta gestión preventiva tendremos más y peores incendios. Únicamente estamos ganando tiempo.
Podía hablar de anécdotas siempre sabrosas de riesgo, de peligro, de atrapamientos.
Pero si hay algo que me marcó profundamente, que desbarató mi ánimo, fue la tragedia de Horta de Sant Joan.
Por aquel entonces yo daba clases para superar la oferta de empleo público a las Unidades de Brigadas de Emergencia en la Comunidad Valenciana. Tenía un estupendo grupo de alumnos, de hecho la mayoría está trabajando ahora mismo con nosotros, incluso el número uno de la promoción asistía a clase y ahora es compañero mío, en mi unidad. Pues bien, entre ellos figuraba un tipo alto y desgarbado. Un zangolotino que me consta hizo lo indecible para poder trabajar aquí. Era voluntario en vigilancia y prevención, vino día sí, día también a mi Brigada para tratar de asegurarse una plaza en clase (la demanda era altísima y las plazas limitadas) intentó trabajar en las brigadas de refuerzo estival para conseguir puntos, acabó trabajando en una brigada de trabajos silvícolas en Tarragona. En clase era una perfecta nulidad, siempre adormilado, con la boca semiabierta y una perfecta expresión de estupidez perpetua.
Llegó a aprobar el test psicotécnico requerido por la Generalitat Valenciana, algo que dejo sobre la mesa para su posterior análisis. Se llamaba Lorenzo Forner Montfort y fue uno de los autores del fatídico incendio de Horta de Sant Joan que costó la vida a cinco compañeros, causando gravísimas quemaduras a un sexto. Nada compensará la pérdida de nuestros compañeros. Solo deseo que la justicia sea todo lo rigurosa y dura posible.
One Comment on “Antonio Rodríguez: “No me imagino ganándome la vida de otro modo””
Javi Lozano
11/10/2013 a las 17:54
Loemos a los hombres valientes y honestos que cada día con su integridad humana nos salvan del abismo.